Luz en tu clínica

Secretos para la iluminación de tu clínica podológica

A la hora de planificar la iluminación en una clínica podológica y poner luz en tu clínica hemos de tener en cuenta algunos factores. Es muy importante lograr la funcionalidad de un buen sistema sin olvidar la estética. Teniendo en cuenta los posibles riesgos derivados de la misma.

La iluminación en la clínica depende de varias condiciones que interaccionan al unísono. Es esencial prestarles una completa atención y cuidado minucioso. Así se consigue la optimización al completo de nuestro trabajo.

En una clínica podológica es primordial priorizar la funcionalidad de la misma sobre la estética ya que esta se deberá tener muy en cuenta. Se ha de planificar con tiempo y junto a personas expertas en la materia. No todas las áreas de la consulta requieren o necesitan las mismas características de iluminación, ni todos los espacios físicos son iguales, ni todas las tareas o trabajos podológicos son idénticos.

¿Qué factores debemos tener en cuenta en la iluminación de nuestra clínica?

Existen unos factores a considerar en el campo de la iluminación:

  • La luz.
  • Los objetivos de la ergonomía visual.
  • Los parámetros que influyen en el rendimiento visual
  • Los criterios de iluminación.

Es mejor tener una buena iluminación general que una localizada, así evitamos el deslumbramiento. La diferencia de intensidad luminosa, especialmente el constante ir y venir por una zona sin iluminación uniforme, puede causar fatiga ocular y con el tiempo poder llegar a reducir la capacidad visual.

Al planificar la iluminación, hemos de tener en cuenta la función o tipo de trabajo de cada área concreta para que de esta forma el trabajo realizado sea eficaz. Con el menor esfuerzo visual posible y por tanto aumentar así el rendimiento sin gastar más energía. De esta manera incrementamos calidad y cantidad de trabajo disminuyendo el cansancio al finalizar el día.

Un ambiente visual idóneo

Las características de la iluminación del ambiente visual afectan tanto a las funciones fisiológicas (rendimiento visual) como a las psicológicas (confort) y pueden contribuir al rendimiento, seguridad y confort visual en el ambiente de trabajo.

Una iluminación adecuada es fundamental para lograr confort en nuestro trabajo, aunque a veces este aspecto lo solemos infravalorar debido a la gran capacidad que tiene nuestro organismo para adaptar la visión a las diferentes condiciones de iluminación. Con una iluminación completa de la zona de trabajo de entre 15.000 y 50.000 lux, se evita un enfoque constante del ojo y que el iris se contraiga y se dilate repetidamente. Esta sobrecarga del aparato visual es perjudicial para la salud de los ojos y puede menoscabar la buena salud en el trabajo. Lo ideal es crear una zona luminosa de transición entre el área de trabajo y el área de instrumentación, equilibrando la iluminación de las áreas del gabinete podológico y reduciendo la fatiga visual.